domingo, 23 de julio de 2017

Enamorada de la mesilla velador. Marqueteria

Hace algún tiempo conseguí una maravillosa mesa velador de madera maciza con una hermosa marquetería que me dejó completamente enamorada.
Donde todo el mundo veía una vieja mesilla llena de desperfectos, manchas y grietas casi insalvable, yo veía una autentica maravilla delante de mis ojos.
Era especial por que después de muchos proyectos de transformación de mesillas, sillas, muebles, etc... necesitaba un proyecto de restauración puro y volver a ver esa mesilla como fue en sus inicios.


Una mesilla velador es una mesa de pequeño tamaño con un tablero redondo y un solo pie con tres patas. Se crearon en el S. XVIII, en un primer momento, para sujetar las velas que se utilizaban para alumbrar las distintas salas de la casa que eran muy oscuras y también para servir el té o el café que se ofrecían a las visitas.


A mi personalmente me parecen muebles muy elegantes por su estilo y su moderno acabado y muy prácticos debido a su reducido tamaño ya que ocupan muy poco espacio.

Esta mesa estaba muy deteriorada y dañada. Tenía un montón de grietas, muchas manchas y daños producidos por el agua y por el paso del tiempo. La verdad es que esta mesilla no había sido muy bien cuidada por que era un desastre.
El dibujo de marquetería eran unos detalles florales tremendamente preciosos que apenas se podían ver.
Destacar esa marquetería era mi prioridad y eso iba a suponer un laborioso trabajo.



El pie en espiral con tres patas me dejó completamente enamorada.
Arquitectónicamente, me recordaba a las columnas salomónicas con un solo fuste y un trazado ondulante muy simple. 
La verdad es que era alucinante ver ese pie tan espectacular y tan perfecto. Las tres patas con esa terminación y esos detalles me animaban a hacer un proceso de restauración muy laborioso pero que necesitaba comenzar cuanto antes.





Fijaos en los detalles de las patas, ¡¡qué maravilla!!
Comencé decapando toda la mesilla. Sabía que me iba a llevar mucho tiempo debido a la delicadeza de la marquetería porque no quería que sufriera ningún tipo de daño extra. Por eso, me ayude de decapante químico para ir eliminando los restos de barniz que aún quedaban en el tablero de la mesa.


Para seguir decapando el tablero de la mesa, utilicé mi cuchilla de carpintero para quitar los restos de barniz y eliminar las señales que habían dejado las grietas en la mesa y poco a poco iba quedando limpia:
Fijaos como iba destacando la marquetería y lo bella que era:


La marquetería es la técnica de chapar o embutir piezas de madera en una estructura formando patrones decorativos o dibujos.
Estas piezas son principalmente de madera, aunque también pueden ser de otros materiales como hueso, marfil, nácar o bronce.

A mi me parece un trabajo artesanal muy complejo y laborioso donde al final los resultados son maravillosos.
Por otro lado, fui encolando algunas partes del tablero que estaban hechas un desastre...

 
Cuando conseguí decapar toda la mesa y el pie, le dí un lijado a fondo con lana de acero para pulirla bien y dejarla lista para a pintar.
Esta vez elegí teñir la mesilla en lugar de barnizar como en otras ocasiones. Limpié bien toda la mesa para que no existieran restos de polvo o grasa antes de aplicar el tinte.

Con el tintado de la madera cambiaríamos su color aunque conservando siempre el veteado original y, en nuestro caso, iba a resaltar los detalles florales de la marquetería.

Los tintes son muy fáciles de aplicar. La madera teñida es una muy buena base para ir dando color a nuestro trabajo. Los tintes para la madera pueden ser con disolventes sintéticos o acuosos.
Yo tenía en mi cabeza un color rojizo pero creo que al final conseguí un tono entre cerezo y caoba suuuper chulo!!
Fijaos en la diferencia que la parte teñida de la madera y la que aun no estaba teñida:


El tiempo de secado de los tintes es rapidísimo.
Para terminar, esta vez quería hacer un acabado especial y que nunca había utilizado. Quería barnizar con goma laca.

La goma laca es una sustancia orgánica que se obtiene a partir de la secreción resinosa de un pequeño insecto rojo llamado gusano de la laca (Laccifer lacca), que habita en lugares del sudeste asiático.
El barnizado con goma laca es uno de los más antiguos y también es el mas utilizado por los ebanistas. Se trata de obtener un acabado perfecto mediante la acumulación de capas finas de este barniz. Se caracteriza porque seca rápidamente, protege bien la madera debido a su dureza y tiene larga duración. Y, por supuesto, el acabado no tiene absolutamente nada que ver con el resto de los barnices...

Yo destacaría dos ventajas principales e importantísimas sobre los otros barnices:
1-. La goma laca penetra en la superficie de la madera en vez de depositarse sobre ella, aunque es muy laborioso de aplicar y algo delicado en su mantenimiento. 
2-. Es muy resistente y aporta una gran protección a la superficie y es ideal para disimular golpes y arañazos en la madera. 
Las variedades mas importantes son la goma laca de color naranja, que viene en forma de escamas finas y la goma laca blanca. Ambas son solubles en alcohol.

Esta vez quise aplicar la goma laca de dos maneras:
El pie decidí barnizarlo con brocha aplicando varias manos después de cada secado.


Para el tablero decidí aplicar la goma laca a muñequilla. Es una forma mucho mas difícil y laboriosa de aplicar el barniz pero los resultados son espectaculares.
Me fabriqué una muñequilla con un trozo de tela y un poco de algodón que coloqué en el centro y la recogí con una goma elástica, de forma que la tela sobrante me sirviese para agarrar la muñequilla.
Si vamos a utilizar la muñequilla es importantísimo que no desprenda hilos, ya que se adherirán a la madera durante el barnizado.

Para empezar a barnizar, con la muñequilla empapada en la goma laca pero escurrida, comencé a aplicarla sobre la madera con movimientos circulares y dejaba secar la superficie. La verdad es que el secado era rapidísimo, de manera que podía aplicar varias manos muy seguidas pero lo que ocurría es que cada vez iba costando más aplicar cada mano...


Fijaos qué maravilla:


No puedo recordar la cantidad de manos que pude aplicar pero cuantas más manos, más espectacular quedaba.
Se podía apreciar las vetas de la madera que hacían de la mesa una pieza preciosa y maravillosa que tenía que decorar un nuevo espacio en nuestro hogar.

La diferencia es increíble. Es cierto que he dedicado mucho tiempo y trabajo pero con estos resultados para mi tan satisfactorios, todo queda compensado.

Ahora la mesilla estaba completamente restaurada, brillante y tan bonita que no podía dejar de mirarla.
¿Qué os parece?

2 comentarios:

  1. Me parece un trabajo para quitarse el sombrero. Yo hace tiempo hice un velador que tenia un da mero oculto bajo muchas capas de barniz. Y también lo termine a muñequilla con goma laca. Un besote sigue haciendo trabajos tan buenos

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    1. Me alegro mucho que te guste, amiga mía!! Ha sido muy complicado y laborioso pero estoy muy contenta y satisfecha con el resultado!!seguro que tu velador era alucinante por que estás piezas son fascinantes! Gracias por tus ánimos! Abrazotes!!

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