martes, 26 de marzo de 2013

Y un antiguo perchero de pared de acordeón...

Reconozco que los percheros, en general,  siempre me han gustado muchísimo y ahora cada vez más por que son unas piezas muy jugosas para restaurar o para transformar de manera rápida y sencilla.

Una de las cosas que más me gustan de los percheros de pared es que pueden colocarse en sitios, en principio, inútiles y además que no ocupan nada de espacio. 

Y entonces seguían llegando a mis manos cosas tan bonitas como un perchero de pared antiguo de acordeón. Yo creo que tendría unos 60 ó 70 años de antigüedad.
Este perchero tenia varios soportes alineados para colgar la ropa.
Sencillo pero muy chulo.


A simple vista observé que el barniz había casi desaparecido pero, en general, el perchero no estaba muy deteriorado.
Esta vez, solamente iba a restaurar el perchero eliminando el poco barniz que aún quedaba, encolando algún soporte que se caía, y fortaleciendo y protegiéndolo con el fin de que durase otros tantos años.


La parte de atrás del perchero tampoco estaba muy mal. Únicamente había que cambiar las piezas que servían para colgarlo a la pared que estaban rotas y oxidadas, quitar algunos clavos que no sé por qué estaban ahí y después barnizarlo para dejarlo preparado y como nuevo.
Y comencé a decapar el perchero con la ayuda de mi rasqueta. Me parece una herramienta maravillosa por que elimina la pintura o el barniz sin mucho esfuerzo y de una manera muy rápida.


Y así, poco a poco iba eliminando todo el barniz del perchero.


 


En las zonas más pequeñas donde no podía utilizar la rasqueta por que era demasiado grande, utilicé un poco de decapante químico para poder terminar de eliminar el resto del barniz.
(¡OJO! No soy muy amiga del decapante químico y sólo lo utilizo en casos muy concretos, en zonas muy pequeñas y de manera muy excepcional.)
Apliqué una capa abundante de decapante químico en las pequeñas zonas que aún quedaban con barniz y dejé que hiciera efecto durante unos minutos, normalmente entre 5 y 15, hasta que el barniz empezó a reblandecerse y como a agrietarse y entonces procedí a retirarlo con la ayuda de una espátula.


El decapante químico es un semigel que ayuda a eliminar todo tipo de pinturas, barnices o esmaltes de una forma muy rápida y eficaz. Incluso también es efectivo para eliminar papeles pintados y pinturas plásticas.
De esta manera, iba desapareciendo todo el barniz del perchero.
Quité algunos clavos que me encontré por el camino y utilicé un poco de masilla para tapar los agujeros y para tapar algunas grietas pequeñas que tenia la madera y después pasé un lijado rápido a todo el perchero para dejarlo listo para barnizar.

También encolé algunas perchas que estaban a punto de caerse. Apliqué un poco de cola para madera y lo sujeté con unas gomas elásticas para que hiciese presión y quedase bien pegado.

Para barnizar el perchero elegí un barniz para interiores y exteriores color Nogal bastante chulo.
Apliqué una primera mano de barniz diluido con un poco de disolvente para que, al mismo tiempo, hiciera las veces de tapa poros.
El tiempo de secado para este barniz era de unas 4-6 horas al tacto y de unas 20-24 horas para aplicar la segunda mano.

Una vez secó la primera mano de barniz procedí a aplicar una segunda para dejarlo totalmente terminado. 
Y este fue el resultado: 
  

Ahora ya estaba perfecto y protegido de nuevo. La verdad es que la diferencia es tremenda, ¿Qué os parece?:


  
¿Chulo? a mi me encanta. 


lunes, 18 de marzo de 2013

Una única percha para mi habitación...

Llevaba algún tiempo buscando un perchero que fuese pequeño y  muy sencillo para colocarlo en uno de esos ángulos raros que tiene mi habitación.
Y en uno de esos ángulos sabía que era el lugar ideal por que parecía un espacio en principio perdido  pero perfectamente aprovechable entre el armario ropero y la pared.
Y entonces no encontré un perchero sino una percha muy, muy chula que me recordaba a aquella época tan añorada  del colegio cuando llevábamos esos babis, con nuestros nombres cosidos por mamá, tan monos  y siempre colgados en sus perchitas cuando llegábamos por las mañanas y que allí los dejábamos de nuevo al salir de clase...
La percha era algo antigua. Yo creo que sería de los años 70 aunque nadie me ha sabido decir aún a quién perteneció en su momento.
Y esa percha sólo necesitaba un pequeño arreglo y, sobre todo, un pequeño toque moderno con un gran cambio de color:
Este trabajo sabía que  me llevaría muy poco tiempo y sería muy sencillo.
Lo primero que hice fue desmontar la percha para, por un lado, poder limpiarla a fondo y eliminar el óxido y la suciedad que tenia después de tanto tiempo y, por otro, para tratar y arreglar la madera aunque, realmente, ésta no estaba demasiado dañada:

Para limpiar la percha solamente utilicé una mezcla de aceite de linaza y aguarrás y ayudándome con un trocito de lija de agua empapada con la mezcla, froté poco a poco hasta eliminar toda la suciedad, que era mucha, y sobre todo, eliminando al mismo tiempo el óxido que cubría prácticamente toda la percha.
Frotaba con la lija un poco empapada con la mezcla, pulía la zona con lana de acero y después retiraba los restos con un trapo.
Una vez limpia y, sin nada de óxido, empecé a arreglar la madera.


Para arreglar la madera donde iba atornillada la percha primero intenté quitar la lámina que la cubría pero al no conseguir quitarla en su totalidad lo que hice fue aplicar una capa de masilla para igualar toda la superficie y utilizar también ésta para tapar cualquier agujero o desperfecto que tuviese la madera.


Una vez secó la masilla (solamente tardó unos pocos minutos), le di un lijado rápido  a toda la madera para eliminar cualquier imperfección y dejar completamente alisada toda la superficie.
Posteriormente apliqué una mano de imprimación sobre la madera para que hiciese las veces de selladora.
Una vez que ésta secó, aproximadamente una hora, lijé de nuevo con un poco de lana de acero para suavizar la zona  y dejarla perfecta y lista para pintar.

Siempre suelo pedir opinión de, prácticamente, todo lo que restauro o de cualquier proyecto, y en este caso, siguiendo el consejo de mi querida meuf, decidí pintar la madera con un esmalte sintético negro y la percha con una pintura de color gris perla que tenia guardada y que seguramente ya habría utilizado para pintar alguna pieza de mi habitación. De ésta manera se trataba de resaltar la percha  con éstos colores.
Y es que cada vez me gusta más en color gris en cualquiera de sus tonos. Yo creo que para el lugar que tenía reservado en la pared de la habitación, con esos  colores quedaría perfecta.


Para aplicar este tipo de pinturas, lo aconsejable es dejar un tiempo de secado de unas 4 horas y repintar a las 24 horas.
Una vez seco, volví a montar la percha con 4 tornillos nuevos y ya estaba lista para colgar en la pared:

 

Ahora, mi percha estaba protegida, nueva, moderna y lista para decorar otro espacio de mi habitación. Algo sencillo. Algo fácil.

!!Es perfecta¡¡

lunes, 11 de marzo de 2013

Tu pequeño cofre de madera y esa tela...

Me encanta hacer limpieza en el trastero de vez en cuando por que siempre aparecen cosas muy chulas aunque durante algún tiempo bastante olvidadas. 
Y son cosas tan sencillas pero tan bonitas y perfectas para transformar que de repente me viene la inspiración y digo:" ¿Por qué no te he encontrado antes? ¡Ya sé lo que voy a hacer contigo!"

Reconozco que suelo guardar todo lo que en un futuro puedo reutilizar y también lo que me encuentro por ahí y sé que puede servir para crear algo útil y particular.
Y al final, todo acaba en ese trastero porque sé que tarde o temprano volveré a limpiar y a rebuscar. Y entonces algo surge...


Y apareció esa caja de madera que es su día creo que guardaba un reloj, regalo de hace ya bastantes años.


¡Era genial! La madera de la caja era nueva, en crudo y con posibilidad de hacer tantas cosas distintas que en cuanto la vi supe que el trabajo sería bastante  fácil y rápido y el resultado sería único y original. Y entonces pensé en alguien especial.




Era perfecta para transformarla y hacer un pequeño cofre decorativo. Podrías guardar algún pequeño recuerdo...:




Comencé lijando toda la caja siempre en la dirección de la veta. Y la verdad es que con un lijado rápido fue suficiente.


A continuación, apliqué un poco de cola para madera en algunas de las piezas de la caja por que se desmontaban con sólo mirarlas y después reforcé algunas partes con unos clavos muy finos de 2cms aproximadamente. La verdad es que era suficiente sólo encolando estas piezas pero preferí dejarlo perfectamente terminado.




Ya estaba lista para empezar a cambiarla. Lo primero que hice fue aplicar la primera mano de barniz para ir fortaleciendo la caja. Para ello sólo diluí el barniz con un poco de disolvente y de este modo haría las veces de tapa poros.


Una vez seco, apliqué una segunda mano de barniz para que fuese cogiendo el tono sapelly que tanto me gusta. Creo que le di incluso una tercera mano y la deje secar bien antes de comenzar a forrar la caja por dentro. 
Esto va en gustos, incluso sólo con la primera mano, con ese tono Iroko ó caoba, no sé, que es más marroncillo, ya quedaba chula. Pero yo busqué el tono más rojizo.




Para forrar la caja por dentro simplemente corté cartón prensado de unos 2mm espesor a la medida de cada pared y del fondo.

(¡OJO! antes de forrar el cartón con la tela probad éste en las paredes y en el fondo de la caja para comprobar que las medidas cuadran. Si no, iremos cortando poco a poco el cartón hasta que encaje bien. Una vez comprobado, podremos forrarlo con la tela)

Para pegar la tela al cartón apliqué un hilo de adhesivo en el extremo de ésta por la parte de atrás y otro hilo de adhesivo a la altura del cartón donde caería la misma. Dejé secarlo unos minutos y después uní las dos partes. (Si aplicamos adhesivo en todo el cartón, éste traspasará la tela y se verá toda la mancha de pegamento). 
Entonces comencé a pegar las piezas forradas a la caja comenzando por el fondo. No fue muy difícil por que el interior de la caja era muy pequeño así que el cartón se podía manejar muy bien a la hora de pegarlo en la madera. Los milímetros son importantísimos ya que todas las paredes forradas tienen que quedar a la misma altura. Primero por que aunque parezca mentira, 2 ó 3 milímetros de diferencia se notan con respecto a otra pieza que encaje bien y segundo por que hay que lograr que todas las piezas queden al mismo nivel para que la tapa de la caja cierre correctamente.


Finalmente, quedaron así las cuatro paredes y el fondo de la caja:




Para darle un toque original y aprovechar todo el espacio del interior de la caja, hice un doble fondo con el cartón que me sobró y un trocillo de retal que quedó de tela.
Y seguí el mismo procedimiento que para forrar las demás piezas: medí ancho por largo de la caja, corté y probé el cartón y pegué la tela.

Finalmente, para sujetar el doble fondo coloqué unos clavitos muy pequeños de 1 cm de largo, sin clavarlos demasiado, en las cuatro esquinas de la caja a la altura que quería que descansase el doble fondo:



Y pegué en el centro y por la parte de atrás del doble fondo una cinta para poder sacarlo con comodidad:










¡Qué! ¿ha cambiado? Este es el resultado:



Es un detalle muy original para regalar a alguien especial. Para mí, único.