sábado, 28 de noviembre de 2020

Mesilla elegante de mármol y esa perfecta luminosidad

Hace pocos meses, justo antes de que el mundo se paralizase por la llegada de la pandemia mundial, cayó en mis manos este regalo que me llenó de vida durante esos meses tan duros de confinamiento.

Unos amigos estaban vaciando un piso que tenían para su posterior venta y pensaron en mi cuando iban a deshacerse de esto:








Y me hizo tanta ilusión que pensaran en mí para darle una segunda oportunidad a esta preciosidad que me emocioné y me dejó embobada desde el momento en que entro por la puerta de mi casa.
Era una mesilla de madera maciza muy chula con una piedra de mármol que estaba es muy buenas condiciones. Pero lo que me dejó completamente enamorada fueron estas patas:




Y después descubrí algo que me dejó fascinada. Era un cajón ciego que dudo si ellos sabían que estaba allí, por que no tenía tirador y seguramente no se había utilizado nunca.



Estaba emocionada y ya veía el resultado en mi cabeza.
Lo primero que hice fue quitar el forro del cajón para forrarlo con un papel pintado nuevo y alegre.


Una vez limpio, procedí a forrar el cajón con un papel color lila que tenía de otros proyectos y apliqué un par de manos de imprimación para dejarlo listo para pintar.
¿Recordáis cómo forro los cajones?

Después quité la piedra de mármol que iba a limpiar en último lugar y me puse a dar un lijado rápido a toda la madera y, una vez limpia, apliqué otras dos manos de imprimación para comenzar a pintar.




La pintura que elegí era una pintura al agua y un color blanco marfil que era maravilloso para el conjunto de la mesa. Apliqué dos manos, como siempre, pero entre mano y mano de pintura intentaba pulir la mesa con un poquito de lija de aluminio para dejarla suave y eliminar cualquier desperfecto, gotita o exceso de imprimación antes del acabado final.


Al mismo tiempo le agregué un tirador que tenía guardado desde hace un tiempo, que era muy sencillo, chulo y perfecto para esta mesilla.

Para terminar, decapé un poco las partes mas importantes de la mesilla, sobre todo en las patas, para resaltar su belleza y para darle ese toque envejecido que me apasiona, pero también de manera muy sutil y sencilla como es habitual en casi todos mis proyectos.



La piedra de mármol  tenía algunos arañazos y pequeñas manchas que conseguí eliminar con un poco de acetona y después un buen lavado con agua y jabón y quedó estupenda, limpia y brillante de nuevo.

Para el acabado final, esta vez elegí cera para madera para dejarla muy protegida y perfectamente suave y pulida. Le apliqué varias manos y fijaos en el brillo tan alucinante que conseguí sacar en toda la mesilla después de encerarla:



¡La suavidad de esas preciosas patas es espectacular y el tirador es demasiado chulo!
:)



Es un maravilloso lavado de cara, muy fácil y rápido. 
Ahora es perfecta, moderna, sencilla e ideal para cualquier rincón del hogar.
Elegancia y luminosidad.