jueves, 21 de enero de 2021

Un bonito tinte para esas sillas tan bellas

Hace unos meses, mi tía Toñi me lio y me propuso que le arreglase las seis preciosas sillas de su comedor que tenían mas de 40 años y nunca las había dado un lavado de cara. Y sí que tenían más de 40 años por que yo las recuerdo desde bien pequeña.
Eran unas sillas de madera maciza tremendamente maravillosas con un diseño muy chulo y bastante fuertes.
El caso es que el paso de los años habían pasado factura a todas y el precioso tinte color caoba inicial estaba muy tocado y había desaparecido en algunas partes, con un montón de arañazos, sin una pizca de brillo y algunos golpes.

Evidentemente había que repararlas por que estaban muy muy  dañadas.
Lo primero que hice fue desmontar los asientos que tenían un tapizado súper bonito y después empecé a lijar la primera silla con un poco de lija de aluminio. 
El lijado no era muy profundo por que no quería que el tinte se dañase o desapareciese pero sí que hacía incapié a las zonas donde había algún golpe o algún arañazo a la hora de lijar para dejarlo mas o menos al mismo nivel.

Tenía un tinte que ya estaba hecho de algún trabajo anterior y era color caoba con una tintada casi casi igual que el color de las sillas así que era perfecto para empezar con la reparación.
La manera de aplicarlo era muy sencilla. Con una paletina iba aplicando un poco de tinte e inmediatamente, con un trozo de gomaespuma que tenía cortado iba retirando y arrastrando el exceso de tinte para llegar a la mayor parte de la silla en cada aplicación y teñir el máximo posible en cada pasada.
Fijaos! era alucinante el cambio tan tremendo que se apreciaba en tan solo unos segundos:



Era un proceso muy rápido y fácil y además el tinte se secaba muy rápido con lo cual podía dar dos manos tranquilamente y repetía el mismo proceso con cada una de las sillas.
Primero un lijado suave con lija de aluminio y después tinte y secado.
Fijaos la diferencia con las sillas reparadas:




Ahora las seis sillas estaban perfectamente teñidas y para el acabado, antes de terminar, aplique un barniz al agua satinado que las dejó súper bonitas y con un suave brillo que me enamoraron:


El resultado fue tan positivo y satisfactorio que me daba pena devolver las sillas a mi tía ;).
Ella estaba encantada con sus preciosas sillas y ahora lucen nuevas y relucientes de nuevo.