En un primer momento, mi amiga Tati no estaba segura de dejarme la silla que tenia de enea para arreglarla. La tenia mucho cariño por que era el único recuerdo que le quedaba de su abuela ya que, mirándola, podía recordarla sentada en su silla de enea, haciendo sus labores de costura o simplemente tomando el fresco..
Era plenamente consciente de que necesitaba un arreglillo y finalmente un día apareció con su silla y decidió que había que dejarla como nueva para que durase otros tantos años más.
Una de las cosas que más me apasionan del mundo de la restauración es aprender oficios artesanales que, tristemente, se están perdiendo poco a poco.
Asi que esta era una oportunidad fastástica para no olvidar esos oficios tan alucinantes y perfectos.
Esta era la silla cuando llegó a mis manos:
La silla había perdido gran parte del barniz como consecuencia del paso de los años y supongo que del uso. El asiento de enea estaba algo dañado, arañado y roto por varias partes, asi que ni me lo pensé un segundo y comencé a quitar todo el asiento.Era plenamente consciente de que necesitaba un arreglillo y finalmente un día apareció con su silla y decidió que había que dejarla como nueva para que durase otros tantos años más.
Una de las cosas que más me apasionan del mundo de la restauración es aprender oficios artesanales que, tristemente, se están perdiendo poco a poco.
Asi que esta era una oportunidad fastástica para no olvidar esos oficios tan alucinantes y perfectos.
Esta era la silla cuando llegó a mis manos:
Una vez deshice todo el asiento, encolé las maderas que estaban sueltas y arreglé algunas tablas que estaban partidas.
Y empecé a decapar toda la silla. La verdad es que el barniz salía muy bien pero el problema es que al tener, en general, tantos detalles, resultaba más complicado eliminarlo. Sólo necesitaba paciencia... y paciencia...
Y no utilicé decapante químico en ningún momento. Todo lo hice con mi rasqueta habitual para decapar y otra más pequeña y poco a poco conseguí eliminar todo el barniz.
Después, con un poco de masilla, tapé todos los agujeritos e imperfecciones que tenia la silla y cuando secó procedí a dar un buen lijado para dejarla lista para barnizar de nuevo.
Una vez secó la cola, la silla ya estaba lista para empezar a tejer el asiento.
Primero sumergí la enea en un cubo con agua antes de empezar a trenzarlo.
Comenzando por cualquier esquina de la silla, grapé el inicio de la enea a la madera por la parte de abajo y comencé a pasarla por encima de la madera, como en forma de espiga.
Según la primera foto, primero por la parte trasera y después por la parte izquierda y así con las cuatro esquinas de la silla.
Y así poco a poco iba confeccionado todo el asiento, tensando bien cada vuelta.
¡Ah! fijaos en el empalme que hice en la silla antes de empezar a hacer el asiento:
Después, con un poco de masilla, tapé todos los agujeritos e imperfecciones que tenia la silla y cuando secó procedí a dar un buen lijado para dejarla lista para barnizar de nuevo.
Elegí un barniz color nogal que sabía que quedaría muy bien con el nuevo asiento de enea.
Empecé a dar la primera mano de barniz diluido, un poco, con disolvente para que hiciese las veces de tapaporos.
Una vez secó, normalmente unas 4-6 horas al tacto y unas 18-20 horas para repintar, procedí a dar una segunda mano para dejar la silla lista para comenzar a tejer el asiento con enea.
Al final, el tono final de la silla sería este:
¿Os habeis fijado en las maderas del asiento de la silla?
Antes de empezar con el asiento de enea tuve que hacer un añadido en la madera izquierda del asiento ya que no era igual que la parte derecha y no quedaban simétricos. Fijaos en la foto:
Lo que hice fue cortar un trozo de madera del mismo grosor y empalmarlo con cola para que a la hora de hacer el asiento quedasen los dos lados simétricos y perfectos:
Primero sumergí la enea en un cubo con agua antes de empezar a trenzarlo.
Comenzando por cualquier esquina de la silla, grapé el inicio de la enea a la madera por la parte de abajo y comencé a pasarla por encima de la madera, como en forma de espiga.
Según la primera foto, primero por la parte trasera y después por la parte izquierda y así con las cuatro esquinas de la silla.
Y así poco a poco iba confeccionado todo el asiento, tensando bien cada vuelta.
¡Ah! fijaos en el empalme que hice en la silla antes de empezar a hacer el asiento:
Poco a poco iba tejiendo todo el asiento de la silla. A medida que se iba cerrando el asiento era más complicado tejer ya que la visibilidad era menor y el hueco del centro cada vez era más pequeño y más incómodo para pasar la enea a la hora de tejer.
Una vez terminé de cerrar el asiento, este fue el resultado:
Por último apliqué, con una brocha, aceite de linaza en el asiento para protegerlo y para darle un tono bonito y brillante.
Unos taquitos en las patas para no arañar el suelo :)
Y, ¡¡¡terminada!!!
Me gustó mucho ver la cara de Tati cuando le devolví su silla y, sobre todo, la de su mami. Muy emocionada. Y yo también.
Una razón más para hacer estas cosas...Mucha satisfacción.
Muy feliz :)